) A las 8.15 a.m. del 4 de Enero de 1945, en mitad de una tormenta de nieve, la 17 Aerotransportada y otras unidades comenzaron la contraofensiva Aliada en la zona sur del Bulge. La 17 Aerotransportada era una unidad novata, y esta sería su bautismo ede fuego. El combate se luchó a lo largo de una cresta que discurría paralela a la carretera Bastonge-Marche, una zona a unas 10 millas al oeste de la ciudad de Bastonge. Atrincherados a lo largo de la cresta, y usando blindados para el contra-ataque, los alemanes recharaon varios ataques de la 17. En el transcurso de los siguientes nueve dias, las bajas de la División fueron catastróficas, y varios batallones fueron prácticamente aniquilados. Esa cresta fue bautizada como la Cresta del Muerto, debido a la cantidad de hombres que murieron para capturarla.
Hay cosas que quedan pegadas a la mente, embebidas de tal forma que nunca se marchan. La noche antes de que se convocase a mi compañía yo dormía en un agujero entre un motón de leña con siete u ocho tipos de la compañía C; mi compañía era la HQ1, una compañía de armamento pesado. Mi mejor amigo, Richard Reed, un pelirojo, un irlandés de buen año natural de St. Louis, estaba acurrucado junto a mí, y todos intentábamos darnos calor ante la nevada que caía fuera de nuestra madriguera. Afortunado de mí, yo dormía en un extremo, y no tenía a nadie junto al que acurrucarme al otro lado. En algún momento a lo largo del amanecer, la compañía C tomó nuevas posiciones, y me dejaron durmiendo solo, no me despertaron para nada. Esaba oscuro como un pozo, a excepción del reflejo de la luna en la nieve entre los árboles, cuando me desperté. Me asomé a echar un vistazo, y no pude ver ni un alma moviéndose al rededor, ni pude oir ningún ruido, ni nada. Salí del agujero presa del pánico, ¡estaba asustado de verdad!. Pensé que me habían abandonado. Mientras vagaba por la nieve, caí en otro agujero, sentí un cuerpo caliente acurrucado bajo una manta y me volví a dormir. Hasta estos disas, sigo sin tener ni idea de quién estaba en aquél agujero.
Justo antes del amanecer, mi compañía se movió para tomar posiciones, y fui enviado como observador con el jefe del Pelotón y el Sargento. Obviamente, yo llevaba la radio. Nuestra artillería empezó a soltar plomo, y parecía que nunca iba a terminar. Cuando pararon, los alemanes destaparon sus 88, al tiempo que las compañías con rifles saltaron. Nuestros morteros lanzaban cortinas de humo, así que no sabíamos a qué estábamos disparando. La compañía A, que tomó posiciones junto a nuestro puesto de observación, salió muy mal parada. Con todo ese fuego de 88s, nuestro C.O. resultó herido, y nuestro jefe de pelotón fue requerido a la retaguardia para tomar el mando de la compañía CP, así que nos dejó al Sargento y a mí solos. La compañía A había alcanzado sus objetivos, pero solicitaba permiso para retirarse. Tuve que transmitir los mensajes al Batallón, y el Batallón ordenó que resistiesen hasta nueva orden. Después de lo que pareció una eternidad, la compañía A recibió autorización para retirase al puesto de mando. Creo que al resto de compañías se les dio la orden de retirada más o menos a la vez.
Nuestros morteros lanzaron humo para cubrir la retirada de la compañía A, y después de que desalojaron nuestro puesto de observación, nos retiramos nosotros. El Sargento y yo volvimos al puesto de mando del Batallón. Minutos más tarde, el comandante de nuestra compañía pidió voluntarios para ayudar a unos tipos junto a la carretera. Había tres tios tirados en la carretera, todos heridos por fuego de 88, uno de ellos tenía el brazo unido al cuerpo únicamente por una fina tira de piel. Los subimos en unas parihuelas lo más rápido que pudimos. Fue la experiencia más desagradable de mi juventud. Nunca supe los nombres de aquellos tipos en la carretera.
Mi mejor amigo murió esa mañana, y no he vuelto a ser el mismo desde entonces. Ví muchos cadáveres después de aquello, pero nada me afectó tanto como aquél primer dia. La mujer de Richard tuvo un hijo mientras íbamos embarcados hacia Inglaterra. Le mandaba fotos, era un padre muy orgulloso, pero nunca llegó a conocer a su hijo. Se que eso mismo pasó miles de veces durante la guerra, pero yo sólo tenía un mejor amigo. Tenía la intención de ir a ver a su viuda y a su hijo después de la guerra, pero nunca conseguí pensar qué les diría, así que nunca fui.
Sé que lo que he contado no es demasiado, pero es algo que llevaré en la cabeza hasta el dia que muera.
Huey C.McLain
Hq1, 193d/194th Glider Infantry Regiments
17th Airborne Division
