Carta de Hitler a Mussolini anunciándole la invasión de la URSS 21 de junio de 1941
Duce:
Os escribo esta carta en unos momentos en que meses enteros de ansiosas deliberaciones y una continuada y enervante espera terminan merced a la decisión que más me ha costado adoptar en mi vida Después de examinar el último mapa sobre la situación de Rusia y después de sopesar otros muchos informes, creo que no puedo adoptar la responsabilidad de seguir esperando y, por encima de todo, creo que no existe otro medio de evitar este peligro (...), a menos que continúe esperando, lo que de todos modos terminaría por conducir al desastre, si no este año, el próximo a lo sumó.
La situación es la siguiente: Inglaterra ha perdido esta guerra. Con el derecho que asiste a los que se ahogan, se agarra a cualquier clavo ardiendo que, en su fantasía, le parece una tabla de salvación. Sin embargo, algunas de sus esperanzas no dejan de hallarse asistidas por cierta lógica, como es natural. Hasta el presente, la Gran Bretaña siempre ha librado sus guerras contando con la ayuda del Continente. La destrucción de Francia —en realidad la eliminación de todas las posiciones occidentales europeas— atrae continuamente las miradas de los belicistas ingleses al lugar por donde trataron de comenzar la guerra: la Rusia soviética.
Ambas naciones, la Rusia soviética e Inglaterra, se hallan interesadas por igual en la existencia de una Europa arruinada y postrada por una larga guerra. Detrás de estos dos países se alzan los Estados Unidos de América, que los incita mientras observa y espera los acontecimientos. Desde la liquidación de Polonia, se ha hecho evidente la existencia en la Rusia soviética de una tendencia consistente que, si bien de una manera cauta y solapada, señala no obstante un firme regreso a la antigua teoría bolchevique de expansión del Estado soviético. La prolongación de la guerra necesaria para alcanzar esta finalidad se conseguiría teniendo las fuerzas alemanas en el Este, para que el Alto Mando alemán ya no pueda garantizar un ataque en gran escala en el Oeste, en especial por lo que se refiere a la aviación (...).
Si las circunstancias me diesen motivo para utilizar las fuerzas aéreas alemanas contra Inglaterra, existe el peligro de que Rusia comience entonces su estrategia de extorsión en el Sur y en el Norte, a la que tendría que someterme en silencio, sencilla mente porque me hallaría dominado por una sensación de inferioridad aérea. Entonces no sería posible para mí, sobre todo al no contar con el adecuado soporte de las fuerzas aéreas, atacar las fortificaciones rusas con las divisiones estacionadas en el Este. Si no deseo exponerme a este peligro, sería posible que transcurriese todo el año 1941 sin que se produjeran cambios en la situación general. Por el contrajo, Inglaterra cada vez estará menos dispuesta a pedir la paz porque depositará sus esperanzas en el aliado ruso. A decir verdad, estas esperanzas irán en aumento, natural mente, a medida que el ejército ruso vaya estando más preparado. Y detrás de todo esto se encuentra la entrega en masa de material de guerra americano, que la URSS confía obtener en 1942 (...).
Por consiguiente, después de exprimirme constantemente el cerebro, he llegado a la decisión de cortar el nudo antes de que se apriete demasiado. Creo, Duce, que con esto brindo probablemente los mejores posibles a nuestra dirección conjunta de la guerra en el año en curso (...).
Adolf Hitler
21 de junio de 1941
Cartas de la Guerra
Esta es la última carta que escribió a su hija Mokoto el teniente de aviación Motohisa Uemura, de 25 años de edad, muerto en la campaña de Filipinas, el 26 de octubre de 1944:
Mokoto: llevo en mi avión la muñeca que tanto te gustaba cuando eras un bebé. De esta forma estarás conmigo hasta el último momento.Sólo quería que lo supieras.
Papá
Mokoto: llevo en mi avión la muñeca que tanto te gustaba cuando eras un bebé. De esta forma estarás conmigo hasta el último momento.Sólo quería que lo supieras.
Papá
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DemonioVolador
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- Registrado: 11 Dic 2005, 12:38
Cuartel General del Führer.
10-7-42.
El Reichsführer-SS
Estado Mayor Personal
Asunto secreto número 66/42
Dr./Bra.
Práctica secreta del Estado
6 copias
6.a copia
Profesor Clauberg, Königshütte.
Ilustre profesor:
El Reichsführer me ha encargado en el día de hoy que le escriba transmitiéndole su deseo de que se decida, previo acuerdo con el SS-Obergruppenführer Pohl y el médico del campo de concentración femenino de Ravensbrück, a trasladarse a Ravensbrück para efectuar, según su método, la esterilización de mujeres judías.
Antes de empezar su trabajo, el Reichsführer le ruega tenga a bien comunicarle cuánto tiempo se necesitaría para la esterilización de 1.000 mujeres judías.
Las mujeres judías no deben saber nada de este asunto. Según la opinión del Reichsführer, usted podría practicar sus inyecciones en el transcurso de una visita general. La eficacia de la esterilización ha de demostrarse mediante numerosos experimentos: al cabo de un determinado período de tiempo, que usted debe fijar, se establecerá, tal vez mediante radiografías, qué cambios se han registrado. En algunos casos podría hacerse también un experimento práctico, que consistiría en recluir juntos y durante cierto tiempo a un judío y una judía y observar los resultados. Me permito pedirle su opinión para poder informar de ella al Reichsführer-SS.
Heil Hitler!
Fdo.: Brandt
SS-Obersturmbannführer
-----------------------------------------------------------------------------------
Cancillería del Führer. Asunto Secreto del Estado-Berlín.
28 de marzo de 1941.
Señor Reichsführer,
Le adjunto un informe con el resultado de las investigaciones referentes a la posibilidad de esterilización y castración con rayos X. Ruégale me haga saber las iniciativas que debo emprender en relación con este asunto, en el plano teórico o en el práctico.
Heil Hitler!
Firmado: Brack.
Informe de las experiencias de castración con rayos X. Los experimentos realizados en este campo han concluido y ha sido posible obtener los resultados que a continuación se refieren, que son científicamente seguros. A los elementos que haya que esterilizar definitivamente hay que aplicar tratamientos de rayos X de tal intensidad que produzcan la castración con todas sus consecuencias. Fuertes dosis de rayos X destruyen la secreción interna de los ovarios y testículos. Con dosis menores sólo se obtendría la suspensión temporal de la potencia sexual. Entre los efectos de las radiaciones hay que destacar la interrupción de las reglas menstruales, los fenómenos climatéricos, las modificaciones del sistema pilífero y del metabolismo, etcétera, así como otros fenómenos que presentan indudables inconvenientes. La dosis puede efectuarse de varias maneras y sin que el sujeto se dé cuenta de ello. Para los hombres, la fuente de radiación debe poseer una potencia de 500 a 600 r.; para las mujeres, de 300 a 350 r. En principio, con un máximo de intensidad y mínimo espesor del filtro, bastaría con un tiempo de exposición de dos minutos para los hombres y tres para las mujeres, sobre todo si el sujeto se halla a poca distancia del centro de irradiación. Este procedimiento presenta el inconveniente de que es imposible proteger con pantalla de plomo las demás partes del cuerpo sin que el sujeto se dé cuenta. Sin esta protección se producen quemaduras en los tejidos somáticos próximos, quemaduras más o menos graves en los días y semanas siguientes al tratamiento, según la intensidad de la radiación y la sensibilidad del individuo. En la práctica se podría adoptar el sistema, por ejemplo, de convocar a los elementos que hay que tratar ante una ventanilla para rellenar unos formularios o responder a unas preguntas, entreteniéndoles durante dos o tres minutos. El funcionario de la ventanilla regulará el aparato de rayos mediante un mando que pusiese en funcionamiento, de forma simultánea, ambos tubos (la irradiación debe ser bilateral). De este modo, con un dispositivo de dos tubos, se podría esterilizar de 150 a 200 personas en un día; y con veinte dispositivos análogos, de 3.000 a 4.000 personas en un día, Al parecer no se prevén deportaciones por un número mayor de personas al día. El costo de un dispositivo de este género alcanzaría los 20.000 ó 30.000 marcos. A ello habría que añadir los gastos de transformación del inmueble, dada la necesidad de instalación de medidas de seguridad para el funcionario del servicio. Para concluir, puedo afirmar que, gracias a este procedimiento, la técnica de los rayos X permite dar comienzo en la actualidad a una esterilización en masa. Sin embargo, es imposible someter a los interesados a este tratamiento sin que, tarde o temprano, puedan llegar a la certeza de haber sido castrados o esterilizados mediante rayos X.
Firmado: Brack.
10-7-42.
El Reichsführer-SS
Estado Mayor Personal
Asunto secreto número 66/42
Dr./Bra.
Práctica secreta del Estado
6 copias
6.a copia
Profesor Clauberg, Königshütte.
Ilustre profesor:
El Reichsführer me ha encargado en el día de hoy que le escriba transmitiéndole su deseo de que se decida, previo acuerdo con el SS-Obergruppenführer Pohl y el médico del campo de concentración femenino de Ravensbrück, a trasladarse a Ravensbrück para efectuar, según su método, la esterilización de mujeres judías.
Antes de empezar su trabajo, el Reichsführer le ruega tenga a bien comunicarle cuánto tiempo se necesitaría para la esterilización de 1.000 mujeres judías.
Las mujeres judías no deben saber nada de este asunto. Según la opinión del Reichsführer, usted podría practicar sus inyecciones en el transcurso de una visita general. La eficacia de la esterilización ha de demostrarse mediante numerosos experimentos: al cabo de un determinado período de tiempo, que usted debe fijar, se establecerá, tal vez mediante radiografías, qué cambios se han registrado. En algunos casos podría hacerse también un experimento práctico, que consistiría en recluir juntos y durante cierto tiempo a un judío y una judía y observar los resultados. Me permito pedirle su opinión para poder informar de ella al Reichsführer-SS.
Heil Hitler!
Fdo.: Brandt
SS-Obersturmbannführer
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Cancillería del Führer. Asunto Secreto del Estado-Berlín.
28 de marzo de 1941.
Señor Reichsführer,
Le adjunto un informe con el resultado de las investigaciones referentes a la posibilidad de esterilización y castración con rayos X. Ruégale me haga saber las iniciativas que debo emprender en relación con este asunto, en el plano teórico o en el práctico.
Heil Hitler!
Firmado: Brack.
Informe de las experiencias de castración con rayos X. Los experimentos realizados en este campo han concluido y ha sido posible obtener los resultados que a continuación se refieren, que son científicamente seguros. A los elementos que haya que esterilizar definitivamente hay que aplicar tratamientos de rayos X de tal intensidad que produzcan la castración con todas sus consecuencias. Fuertes dosis de rayos X destruyen la secreción interna de los ovarios y testículos. Con dosis menores sólo se obtendría la suspensión temporal de la potencia sexual. Entre los efectos de las radiaciones hay que destacar la interrupción de las reglas menstruales, los fenómenos climatéricos, las modificaciones del sistema pilífero y del metabolismo, etcétera, así como otros fenómenos que presentan indudables inconvenientes. La dosis puede efectuarse de varias maneras y sin que el sujeto se dé cuenta de ello. Para los hombres, la fuente de radiación debe poseer una potencia de 500 a 600 r.; para las mujeres, de 300 a 350 r. En principio, con un máximo de intensidad y mínimo espesor del filtro, bastaría con un tiempo de exposición de dos minutos para los hombres y tres para las mujeres, sobre todo si el sujeto se halla a poca distancia del centro de irradiación. Este procedimiento presenta el inconveniente de que es imposible proteger con pantalla de plomo las demás partes del cuerpo sin que el sujeto se dé cuenta. Sin esta protección se producen quemaduras en los tejidos somáticos próximos, quemaduras más o menos graves en los días y semanas siguientes al tratamiento, según la intensidad de la radiación y la sensibilidad del individuo. En la práctica se podría adoptar el sistema, por ejemplo, de convocar a los elementos que hay que tratar ante una ventanilla para rellenar unos formularios o responder a unas preguntas, entreteniéndoles durante dos o tres minutos. El funcionario de la ventanilla regulará el aparato de rayos mediante un mando que pusiese en funcionamiento, de forma simultánea, ambos tubos (la irradiación debe ser bilateral). De este modo, con un dispositivo de dos tubos, se podría esterilizar de 150 a 200 personas en un día; y con veinte dispositivos análogos, de 3.000 a 4.000 personas en un día, Al parecer no se prevén deportaciones por un número mayor de personas al día. El costo de un dispositivo de este género alcanzaría los 20.000 ó 30.000 marcos. A ello habría que añadir los gastos de transformación del inmueble, dada la necesidad de instalación de medidas de seguridad para el funcionario del servicio. Para concluir, puedo afirmar que, gracias a este procedimiento, la técnica de los rayos X permite dar comienzo en la actualidad a una esterilización en masa. Sin embargo, es imposible someter a los interesados a este tratamiento sin que, tarde o temprano, puedan llegar a la certeza de haber sido castrados o esterilizados mediante rayos X.
Firmado: Brack.
Otra carta de Stalingrado...
En Estalingrado, cuestionarse a Dios significa renunciar a Él. Querido padre, debo decírselo, y estoy doblemente arrepentido por ello. Usted me sacó adelante, no tuve madre, y siempre mantuvo a Dios ante mis ojos y mi corazón. Y yo reitero doblemente mis palabras, pues van a ser las últimas. Después de ellas no voy a poder pronunciar otras que puedan remediarlas o disculparlas. Usted es sacerdote, padre. En la última carta que uno escribe, únicamente dice la verdad o lo que cree que es la verdad. He buscado a Dios en cada crater de obús, en cada casa destruida, en cada esquina, entre mis camaradas cuando estoy en mi trinchera, y en el cielo. Dios no se mostró cuando mi corazón le gritaba. Las casas fueron destruidas. Mis camaradas fueron tan valientes o cobardes como yo. La ira y el asesinato estaban en la tierra. Bombas y fuego caían del cielo. Pero Dios no estaba ahí. No, padre, Dios no existe. Se lo escribo otra vez, y sé que es terrible, y que no puedo remediarlo. Y si después de todo hubiera un Dios, sólo estaría con usted, en los libros de himnos y oraciones, en los consejos piadosos de sacerdotes y pastores, en el tañir de las campanas y en el olor a incienso. Pero no en Estalingrado.
En Estalingrado, cuestionarse a Dios significa renunciar a Él. Querido padre, debo decírselo, y estoy doblemente arrepentido por ello. Usted me sacó adelante, no tuve madre, y siempre mantuvo a Dios ante mis ojos y mi corazón. Y yo reitero doblemente mis palabras, pues van a ser las últimas. Después de ellas no voy a poder pronunciar otras que puedan remediarlas o disculparlas. Usted es sacerdote, padre. En la última carta que uno escribe, únicamente dice la verdad o lo que cree que es la verdad. He buscado a Dios en cada crater de obús, en cada casa destruida, en cada esquina, entre mis camaradas cuando estoy en mi trinchera, y en el cielo. Dios no se mostró cuando mi corazón le gritaba. Las casas fueron destruidas. Mis camaradas fueron tan valientes o cobardes como yo. La ira y el asesinato estaban en la tierra. Bombas y fuego caían del cielo. Pero Dios no estaba ahí. No, padre, Dios no existe. Se lo escribo otra vez, y sé que es terrible, y que no puedo remediarlo. Y si después de todo hubiera un Dios, sólo estaría con usted, en los libros de himnos y oraciones, en los consejos piadosos de sacerdotes y pastores, en el tañir de las campanas y en el olor a incienso. Pero no en Estalingrado.
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