CRONICA DE LA BATALLADE CREULLY

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CASTO CHUCK
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CRONICA DE LA BATALLADE CREULLY

Mensajepor CASTO CHUCK » 27/Oct/2018 19:15

Nuestro Comandante, nos envió una crónica de su ultima batalla contra los alemanes.
Es parte de la campaña de Normandia que estamos realizando en el Club, y no he podido
resistirme en trasladarla al foro. Espero que os guste y aunque el resultado no fue favorable
a la causa aliada..........la verdad es que nos pudimos quedar con el terreno.

CRÓNICA DE LA BATALLA DE CREULLY

Madrugada del 7 de junio de 1944. Al sur de las playas del sector Gold avanza una columna
blindada perteneciente a la 7 división blindada “Ratas del Desierto” en dirección a la población
de Creully. La columna está compuesta básicamente por la compañía blindada del capitán
Robert Lindsdale, un veterano del Norte de África. Se habían adelantado en la marcha sin la
compañía habitual de su infantería, que se había quedado esperando al resto del batallón.
Estos bravos combatientes se ganaron su fama en las batallas del norte de África, luchando
contra el “Afrika Korps” de Rommel, pero ahora no estaban en África, esta era una forma de
guerra totalmente diferente, y no todos los hombres de la compañía estaban a gusto con el
cambio.
Según empezaba a despuntar el día se podía distinguir al frente de la columna un gran espacio
llano ocupado principalmente por campos de cultivo, con una pequeña elevación al sureste.
Más al sur estaba Creully. El capitán Lindsdale decidió enviar una sección blindada, compuesta
por tres Cromwells y un Challenger a reconocer el terreno adyacente a la colina mientras él
mismo, acompañado de su segundo oficial al mando de otro Cromwell y un Cromwell CS
perteneciente al HQ de la compañía abandonaba la carretera con intención de inspeccionar el
flanco derecho de la marcha. El resto de la compañía, compuesta por una sección de tres
Cromwell con un Firefly y otra de dos Cromwell y un Firefly se quedaron en posición segura en
la carretera. El capitán no era un novato, y sabía perfectamente que los alemanes podían
acechar desde la cobertura de los cultivos, y si los atrapaban por sorpresa en la carretera no
tendrían escapatoria. Dada la escasa moral de su tropa toda temeridad podría resultar
catastrófica.
Lindsdale eligió atravesar un terreno labrado en el flanco derecho de la llanura para ganar algo
de cobertura, y fue un acierto, pues nada más adentrarse en los campos pudo divisar una
posición alemana compuesta por 4 escuadras de granaderos y apoyados por un cañón ligero
que tenía toda la pinta de ser un temible PAK40. Se habían desplegado apresuradamente junto
a la ladera de una pequeña elevación del terreno que delimitaba el terreno abierto por el
suroeste. Al parecer ellos tampoco esperaban compañía tan temprano.
En ese momento Linsdale recibió malas noticias de su segundo oficial. ¡Habían divisado al sur
de los campos de cultivo de cereales la silueta de King Tiger! Esa formidable bestia de acero
podía convertir sus Cromwell en chatarra en cuestión de minutos sin que ellos pudieran hacer
nada para defenderse. Lindsdale detuvo la marcha de su sección de inmediato, con la
esperanza de que la tripulación del coloso teutón no les hubiera detectado todavía, y se
apresuró a pedir apoyo por radio.
Mientras, en el flanco izquierdo, el teniente Edmund Fischer, desde la torreta de su Challenger
había descubierto una posición con dos cañones de 88mm. Fischer ya había tenido la
oportunidad de comprobar la efectividad de esos endiablados cañones durante su
participación en las batallas del norte de África , así que buscó rápidamente cobertura tras la
colina que había ido a inspeccionar y contactó por radio con Lindsdale para ponerlo al
corriente de la situación.
Ajeno a las tribulaciones de los combatientes el sol iba ganando sitio en el cielo
inexorablemente, y el capitán Lindsdale se percató de que no podría seguir sin ser visto
durante mucho más tiempo, una vez la luz del día se abrió paso. Tomó una decisión
irrevocable. Puesto que no podían atacar al King Tiger con las armas de que disponían,
intentarían eliminar la posición de los granaderos y tomarían posiciones más al sur de la colina
junto a ellos. Para ello ordenó al Cromwell CS que abriera fuego de artillería sobre la posición
germana. Por suerte, con la luz del día llegó también el apoyo aéreo que el capitán había
solicitado, y más importante aún, recibió la confirmación de la artillería naval instalada en los
cruceros de la Royal Navy anclados frente la la playa Gold estaban disponibles para prestarles
apoyo. Inmediatamente se desató un infierno para los granaderos alemanes, atacados por la
artillería naval y una escuadrilla de Typhoons de la RAF.
Lamentablemente, la acción del Cromwell CS confirmó al comandante de carro del King Tiger
la posición del grupo de blindados británico, que sufrió de inmediato una mortífera y certera
descarga. El carro equipado con el cañón CS de 95mm estalló de inmediato convertido en una
bola de fuego. No hubo posibilidad alguna para los tripulantes.
Inmediatamente el capitán y su segundo oficial aceleraron sus motores para salir del punto de
mira del mastodonte germano. Lindsdale consiguió avanzar con su vehículo, pero su segundo
oficial quedó atrapado en la tierra labrada del campo. En una segunda pasada los chicos de la
RAF consiguieron reducir la posición de los granaderos, que ponía en peligro la posición de los
británicos. En esta ocasión recibieron fuego antiaéreo procedente de dos vehículos con
armamento AA que escoltaban al King Tiger. Quedaba claro así que no sería tarea fácil atacar
al formidable acorazado tampoco desde el aire.
Mientras esto sucedía entraron en escena los blindados del primer grupo que se habían
quedado en la carretera, y que habían sido alertados de la situación. Lindsdale decidió enviar
al primer grupo de tres Cromwell y un Firefly directamente hacia el sur, en dirección a la colina
que cerraba el llano, para tratar de obtener una posición ventajosa respecto a los alemanes.
Aprovechando su gran velocidad de crucero, la unidad avanzó rápidamente ante la atónita
mirada de los tripulantes del King Tiger, que se apresuraron a buscar objetivos en el grupo. El
potente cañón de 88mm y gran longitud disparó varias veces, y consiguió destruir al Sherman
Firefly británico. Fue una buena presa debido a su inferior velocidad respecto a los ágiles
Cromwel. El pelotón había perdido su mejor arma anticarro, pero el resto de blindados
consiguió llegar a ponerse a cubierto tras la colina.
En el flanco izquierdo las cosas iban mejor para los británicos. Junto a los 88mm apareció un
par de PzIV que disparaban desde la cobertura de unos setos en el extremo de la llanura, pero
con escaso acierto. Por el contrario, Fischer consiguió destruir a uno de ellos gracias a su
superior cadencia de fuego. Poco después entró en acción un grupo de tres PzIV, seguramente
reclamados al combate desde retaguardia en apoyo de los defensores alemanes. El
intercambio de disparos desde posiciones fijas continuó sin demasiados efectos para el
combate, salvo el de tipo disuasorio, que afectó por igual a ambos bandos.
Lindsdale consiguió recuperar finalmente el carro del segundo oficial, e inmediatamente
emprendieron la marcha con intención de salir del terreno labrado y unirse al pelotón de
Cromwell que ya había alcanzado la posición deseada, un poco al sur de la colina tras las
posiciones de los granaderos, que finalmente habían sido desalojados gracias a la artillería
naval, que no había dejado de castigar toda la zona alemana. Pero el destino estaba a punto de
jugarles una mala pasada a los hijos de la Gran Bretaña. El King Tiger había apuntado su
temible cañón hacia los Cromwell que ahora estaban en posición estacionaria, y comenzó a
disparar. Uno de los Cromwell fue alcanzado de inmediato, quedando inmovilizado. Los otros
dos empezaron a maniobrar para buscar cobertura. Mientras la tripulación del primer carro
alcanzado abandonaba el humeante cascarón una gran explosión los lanzó contra el suelo. Un
segundo Cromwell saltó por los aires escupiendo lenguas de fuego provocadas por el
combustible ardiendo de sus tanques, que habían sido repostados justo antes de la partida esa
madrugada. El tercer carro de combate salió como pudo del campo de tiro del mastodonte
alemán, que había diezmado al pelotón. Por si fuera poco, Lindsdale quedó encallado de nuevo
en el campo labrado del que trataba de salir, por lo que no pudo reunirse con el pelotón
avanzado, que había sufrido en solitario el ataque del King Tiger.
Era ya media mañana cuando llegó al claro por fin el tercer pelotón de carros británico. En este
caso eran solo dos Cromwell y un Firefly. Puesto que a estas alturas los granaderos habían
desaparecido de escena, junto con su temible Pak40, e incluso los vehículos antiaéreos de
escolta del King Tiger habían sido eliminados, el veterano capitán les ordenó que fueran
directamente en apoyo del pelotón más adelantado para tratar de mantener su posición, ya
que Fischer aguantaba bien en su flanco izquierdo. En este flanco, la determinación y valor de
los observadores aéreos, que sobrevolaron las posiciones de los cañones de 88mm alemanes
con su frágil Duster AOP despreciando el peligro de ser abatidos, había propiciado que las
piezas antiaéreas fueran localizadas y destruidas por la artillería naval, dejando en una
situación ventajosa a los carros de Fischer, que a su vez habían conseguido destruir al grupo de
tres PzIV que les hacía frente.
En esta situación llegó al campo de batalla un segundo grupo de tres PzIV, que fué
inmediatamente atacado por la escuadrilla de Typhoon, que afortunadamente acababa de
llegar a la zona de nuevo tras haberse retirado para repostar munición. Uno de los blindados
alemanes resultó destruido en el ataque, y los otros dos dañados, pero los carristas de la
veterana 21 División Panzer no se iban a dar por vencidos fácilmente, y desplazaron sus
dañados vehículos hacia el sur de los campos de cultivo, posición clave que ahora solo
defendía el King Tiger.
Fischer tomó una decisión que resultaría fatal para los británicos. Puesto que frente a él ya
solo quedaba un PzIV y él disponía de dos carros Cromwell y su propio Challenger rehusó la
cobertura de la colina y decidió enfrentarse fente a frente con el PzIV. Pero el comandante del
carro alemán resultó ser un auténtico “panzerkanone”. Mientras los carros británicos se
acercaban a él realizó una serie de certeros disparos llevando la destrucción al pelotón
atacante. El propio Fischer fue el primero en ser alcanzado, y tuvo que contemplar impotente,
ya desde el suelo, la destrucción del resto de sus carros. Solo unos de los Cromwell sobrevivió
a los impactos, y ante la desesperación de Fischer emprendió la retirada en busca de la
seguridad de la colina. Definitivamente esto no era el norte de África, eran otros tiempos…
Mientras el flanco izquierdo se hundía tras casi haber alcanzado la victoria, en el flanco
derecho Lindsdale se aferraba a sus escasas opciones de desalojar a los alemanes de la
posición dominante al sur de los campos de cultivo. Ordenó a todos los carros que le quedaban
que buscasen posiciones de disparo para tratar de destruir a los dos PzIV que ahora escoltaban
al endemoniado King Tiger que estaba aniquilando a su compañía, con la esperanza de que al
quedarse solo, el blindado alemán optase por la retirada. En esos momentos al capitán Robert
Lindsdale solo le quedaba el apoyo del pelotón de dos Cromwell y un Firefly y el Cromwell de
su segundo oficial, aparte de su propio Cromwell, ya que los desmoralizados supervivientes de
la posición más avanzada hacia el sur habían abandonado el último carro que les quedaba y
volvían corriendo a pié por la explanada al oeste de la colina. La aviación había ya abandonado
la zona y la artillería naval no estaba en condiciones de reasignar objetivos con la suficiente
rapidez para como resultar efectiva.
Pudo haber pasado cualquier cosa. Blindados enfrentados cara a cara disparando unos contra
otros con la convicción de que en esos últimos proyectiles que entraban en las recámaras de
sus cañones estaban grabados los destinos de los combatientes. Pudo haber pasado cualquier
cosa, pero la suerte de la guerra favoreció una vez más a los aguerridos tripulantes de la 21
División Panzer, que pese a sufrir nuevas pérdidas mantuvieron la moral en el caos de la
batalla y consiguieron destruir los blindados de Lindsdale y parte de los blindados de su
pelotón de apoyo. El derrotado capitán Robert Lindsdale contempló desde el suelo, junto a su
destruido Cromwell, como los tripulantes de los dos últimos carros británicos abandonaban el
combate dejando sus dañados vehículos en la llanura mientras los tripulantes del último PzIV y
el infame King Tiger mantenían su posición. Decididamente los tiempos del norte de África se
habían acabado. Esta era otra guerra.

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Re: CRONICA DE LA BATALLADE CREULLY

Mensajepor Coronel_Oneill » 27/Oct/2018 21:33

Sin fotos no ha pasado 8)
"El hombre deberia luchar por una serie de cosas fundamentales: su pais,sus principios,su familia y sus amigos...Personalmente,yo lucharia por una caja de billetes y mucho porno frances."
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Re: CRONICA DE LA BATALLADE CREULLY

Mensajepor valten_05 » 03/Nov/2018 14:38

Jajaja si que paso si, mi King tiger no dejo británico en el campo!


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