Mensajepor As-Panzer » 17/Mar/2015 22:09
He leído casi todas las partidas, Miguel. Y ya sabes que yo soy de los de "la suerte no existe, eres tú y tus circunstancias". Creo que todos, sin excepción, nos obsesionamos con los resultados del rival cuando no nos van bien las cosas, pero no solemos mirar la otra cara de la moneda. Curiosamente olvidamos también analizar las tiradas cuando vamos ganando. Digamos que una de esas emboscadas en las que te falla todo deja mucha más marca en tu cerebro cuando te pasa a ti que cuando le pasa al otro.
He oído quejarse amargamente de la suerte al 100% de mis rivales alguna vez, y yo me he quejado mil veces de mi horrible suerte. Pero realmente creo que la cosa no es de suerte. FoW es un juego en el que por desgracia una mala tirada puede arruinarte una partida de 3h, pero lo cierto es que es igual de probable que esa tirada la tenga el otro, por lo que la cosa se compensa.
Ah, y también creo que la "suerte" puede influir mucho más en unos jugadores que en otros, para bien y para mal. Algunos jugadores, y creo que tu eres uno de ellos (y probablemente yo también) hacemos apuestas muy fuertes durante la partida. Sin casi darnos cuenta nos lo jugamos todo a una, continuamente. Posicionando las tropas, planeando emboscadas, incluso haciendo la lista...mientras otros son "menos arriesgados" (conozco varios casos superclaros que no mencionaré por si se ofenden). Claro, a los "kamikazes" cuando les/nos sale bien la jugada no solemos verlo, mientras que cuando sale mal, nos llevamos las manos a la cabeza. Perdemos igual que los "conservadores", pero "de otro modo".
En cualquier caso, las ligas, como las partidas, se juegan hasta el final. Sin presión, pero hasta el final. Yo tampoco sé donde estaré el año que viene, dependerá de los requisitos de la liga. Pero jugar en overlord, en contra de lo que muchos piensan, es una experiencia muy interesante. Y sufrirás más de lo que crees, seguro.
Mucha suerte para tus próximas partidas. Y ya sabes que, estemos en la misma liga o no, aquí tienes a uno dispuesto a jugar una pachanga (pero con toda la emoción de un final de liga) cuando te apetezca.