Con apenas un puñado de partidas a mis espaldas, pero muchísimas ganas de jugar, mis valientes tropas llegaban al local del Último Tercio en Fuenlabrada. Uno de esos lugares que suelen causar sensación a cualquier aficionado a los wargames, con mesas llenas de escenografía y estanterías llenas de juegos y miniaturas.
Como capitán de circunstancias del Equipo Norte Sur, mi papel no era sencillo. Lo resumiré rápido para no aburrir y sin intención de que suene a excusa. Colecciono miniaturas de FoW desde la primera edición, a la que apenas jugué dos o tres partidas (ya entonces con italianos). Desde entonces he seguido enganchado a este juego sin apenas poder jugar… hasta que el Open Fire permitió que en mi club la gente se empezara a interesar por el juego y a coleccionar miniaturas y a pintar ejércitos y… desde entonces habré jugado una docena de partidas. Así que cual oficial italiano, mis galones no se corresponden con la experiencia real en el campo de batalla. Y eso se vio enseguida en la mesa.
Nuestro primer cruce fue contra el Equipo Madrid B, capitaneado por Reiben. En este formato de torneo por equipos, los emparejamientos individuales son muy importantes. No sólo se deben enfrentar las listas, si no las personas. Y en mi equipo eso lo tuvimos muy claro. Mis compañeros fueron eligiendo sus rivales más o menos “libremente” y a mi me tocó bailar con la más fea. Vamos, con la lista que dejamos para el final.
Así que mi primera partida de torneo me enfrento a Joseva (desconozco tu Nick en el foro) y a su infantería alemana del Barbarrossa.
La misión era un Free for All, así que desplegué lo poco que podía desplegar para protegerlos objetivos en mi lado de la mesa (bersglieri y artillería), situando en uno de ellos a los cañones del 75 y en el otro a los cañones del 102… por si tenía que hacer frente a los peligrosos monstruos blindados de mi rival.
El resto de mi plan consistía en lanzarme con todo a uno de los objetivos lo más rápido posible.
Joseva es mucho mejor jugador que yo, y lo demostró siendo paciente en su juego, sabiendo esperar mis (muchos) errores.
Mi plan era una locura, pero podría haber funcionado. Mientras trataba de mantener a los tanques franceses lejos de los míos y eliminar sus baterías del 88, lancé mis blindados contra el objetivo de la izquierda. Asalté con una de las unidades de M13 con la esperanza de sacar de allí a sus infanterías… pero por desgracia
mancó la fortuna (non il valore) y consiguió abortar mi ataque in extremis. Una vez rechazado, destrozó mis blindados y como mi
capitano era un fiel ejemplo de los oficiales italianos y sacó Reluctant, la moral de mi
compagnia se desmoronó por completo y se rindió como debe ser.
Una partida de la que disfruté mucho, con un rival muy majete que incluso me dio algún consejo y que se apiadó de mi bisoñez. ¡Un placer, Joseva!
El segundo cruce de la tarde nos emparejó al equipo que capitaneaba mi compañero de club Nigakero.
Pedro no necesita presentación, todos lo conocéis bien por aquí. Es un rival temible. Se sabe todos los trucos del juego y saca partido como nadie a sus ingleses (y a cualquier cosa que despliega sobre el campo de batalla). Las pocas veces que nos hemos enfrentado (porque como digo, apenas he jugado una docena de partidas a FoW), Pedro me ha destrozado de forma inmisericorde.
Y esta no fue una excepción.
El escenario era Surrended, lo que me dejaba como atacante. Pero por momentos pareció que fuera Pedro quien debía atacarme.
Como en la anterior ocasión, decidí lanzarme como un león hambriento contra un único objetivo, tratando así de neutralizar el máximo número de unidades de mi rival y dejándolas fuera de la partida…
El plan no era malo. Pero el emparejamiento sí. Una vez más, me tocó bailar con la lista que nadie quería en mi equipo. Y como capitán decidí aceptar la responsabilidad. Pedro llevaba suficiente potencia anti tanque como para frenar el avance de las una división de T-34s y mi frontal 3 no era rival para la cantidad de fuego que sus ingleses podían reunir.
Si a la potencia de fuego (y mis evidentes limitaciones como comandante) le sumamos unas tiradas portentosas por parte de mi rival y al absoluto linchamiento al que me sometió la diosa Fortuna, el resultado sólo podía ser una estrepitosa derrota en la que, a diferencia de mis otras dos partidas, ni siquiera fui capaz de amenazar por un solo instante el objetivo enemigo. Nigakero podrá confirmar mi relato. Fallé absolutamente TODO lo fallable, incluyendo salvaciones fáciles, disparos de Firepower 2+, morales con Fearless…
Con 2 derrotas (previsibles) despedía el primer día de juego, y sin embargo con buen sabor de boca. A pesar de mi actuación estaba disfrutando de lo lindo de las partidas, y de ver en otras mesas ejércitos preciosos y enfrentamientos entretenidos y con muy buen rollo.
El domingo por la mañana llegó la hora de la verdad. Nos enfrentamos a la Brigada Madrid en un Hasty Attack. Eran el rival a batir… vigentes representantes de España en el ETC, organizadores del evento, y ya en ese momento líderes en la clasificación.
Y sin embargo, lo hacíamos con posibilidades de llevarnos el clasificatorio. Íbamos segundos y estaba todo en nuestras manos. Un resultado de 4-2 nos daba el torneo y la posibilidad de viajar a Praga.
Así que emparejamos a conciencia, y a priori nos salió bien.
Teníamos a Cluso y Raistd por los dos jugadores más duros del rival (y eso teniendo en cuenta que el resto eran ya muuuy duros) y sabíamos que enfrentarlos a alguno de nuestros “cabezas de cartel” podía resultar un desastre. Así que tratamos de que al menos uno de ellos quedara neutralizado. Y lo conseguimos. Dando mi partida por derrota, conseguimos que fuera Cluso mi rival. El sacrificio personal en aras del éxito del equipo, algo que un capitán debe asumir… aunque el sacrificio sea el suyo!!
La partida no tuvo mucha historia. Al menos como partida. Cluso fue un rival encantador y fue un verdadero placer jugar contra él. Pero no me dio ninguna opción. Tuvo la partida controlada en todo momento. Sus finlandeses dieron buena cuenta de mis italianos.
Yo, para no varias, decidí que no iba a cambiar mi estilo. Me lancé de nuevo a por un objetivo. Y pensé que puestos a ser temerario, debía hacerlo contra el que parecía más difícil. “No se lo esperará”, pensé. Y no sé si se lo esperaba… pero de nada sirvió en cualquier caso.
Al menos me quedo con el gusto de haber sido capaz de llegar a asaltar “amenazando” el objetivo. Aunque la respuesta de los finlandeses fue contundente y dejó una carretera sembrada de humeante chatarra italiana…
Al final, el Equipo Norte-Sur se jugó todo a una carta en la última mesa. Y a punto estuvimos de conseguirlo. Juanete bordó su actuación durante todo el torneo, y tuvo la tercera victoria en sus manos… se le escapó en un suspiro, en un olvido, en algo tan tonto como disparar a pleno ROF antes de asaltar. De no haberlo hecho hubiera ganado.
Pero de nada sirven los What If… El equipo Brigada Madrid fue justo merecedor de la victoria.
Yo me volví con ganas de más. Y sobre todo con el deseo de mejorar, de jugar más, de aprender y volver a este (y otros torneos) siendo capaz de suponer un desafío a cualquier rival.
Fuera como fuese, lo que nadie podrá negar es que
mancò la fortuna, non il valore